Fue lindo verlos a todos hoy, fue lindo rodearlos con mis brazos, incluso me atrevo a decir que fue lindo cuando entre todos me tomaron y arrojaron a la piscina. Claro puse cara de pseudo enojo y toda esa parafernalia, pero qué importa, si ahora al recordarlo es una sonrisa la que está en mi cara, qué importa si mientras tiritaba por el frío eran sus abrazos los que me daban calor, qué importa si luego eran sus risas, por mi apariencia con esa ropa gigante que me prestaron, las que consiguieron que esta tarde fuera una de las mejores. Y es que los extraño de una forma horriblemente hermosa, como nunca pensé que lo haría, y es que los quiero de la misma forma. Y qué puede ser más bello que eso, que puede ser mejor que esa simplicidad con la que nos queremos, todos a su manera, con sus locuras tan suyas, con un amor tan nuestro.
Cada día me levanto por la mañana sabiendo que al cruzar la reja de la "u" pasaré por la caseta del guardia y no me saludará ni se sabrá mi nombre, que llegaré a la puerta de la sala, y esta no dirá mi curso ni el nombre del profe, y peor aún, fuera no habrá una cara conocida esperando al mítico toque de timbre, en definitiva no estarán ustedes, es cuando me doy cuenta que la peor parte de crecer es esto, dejar atrás a quienes me dieron siempre una cara sonriente, con quienes discutí muchas veces, pero siempre logramos arreglar todo y seguir juntos, personas importantes en todo momento, momentos de risa, juegos y travesuras, pero también apoyos fundamentales en esos momentos oscuros en que siempre se necesita una luz.
Después de todo esto sólo puedo decir que no hay mejores lágrimas que las de emoción, como no hay mejores amigos que los que tengo.
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