Solía escribir una historia,
de viajes por Santiago, despedidas eternas,
risas y tickets de metro,
de lluvias capitalinas y olor a humedad,
de flores y de perros que jugaban en los parques,
de hojas que caían de los árboles danzando con el viento,
de fríos de invierno y abrazos fuertes,
de miradas tránsfugas que terminaban en beso,
una historia de canciones que se quedan en la mente
gorjeando cuál hermosos pajaritos de luz.
Si... solía escribir una historia,
pero las palabras se me han quedado secas,
¡Ay! eterno invierno, tornas en hielo mis níveas manos,
ese hielo que de a poco, de a poquito,
va alcanzando corazones,
congelando para siempre mi lenguaje.
¡Ay! historia de hace tiempo,
historia del pasado, del presente y del futuro
que ya no puedes contra el frío intenso.
Hoguera dormida, que ya no templa el alma
Estrella olvidada que no cumplió el deseo
Caes ya sin paracaídas a tu muerte próxima.
¡Olvido terrible! Muerte eterna.
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